El ejemplo arrastra.

Me quedo realmente preocupada, después de un largo fin de semana con amigos, con personas que crecieron conmigo y que en general tenemos maneras de pensar muy similares. 

Nos preocupa el impacto de las redes sociales, de la publicidad, de los medios de comunicación, en niños, y adolescentes. Pero; ¿Qué tanto les afecta todo esto? ¿A los adultos nos afecta o somos inmunes? ¿Qué tanto afectamos nosotros como padres en nuestros pequeños y en nuestros adolescentes?

¿Qué tanto influimos nosotros como padres?

Un día un profesor me dijo que “el ejemplo arrastra”, es una frase tan cierta y con tanto poder. Nosotros como padres tenemos una gran responsabilidad frente a nuestros hijos. Todo lo que hagamos, digamos y como actuemos delante de ellos va a ser aprendizaje al final del día. Tenemos que estar conscientes de lo que deseamos inculcarles, ¿qué queremos para ellos en un futuro?

Uno de los tantos temas es el corporal, hoy en día está en todos lados, en las redes sociales, en anuncios, en las pláticas de amigas, en los consejos de amigas, en los diferentes chats de mamás, en fin…nadie se libra de comentarios como “estoy a dieta”, “he bajado tantos kilos”, “yo hago el ayuno intermitente”, “con todo lo que comí tendré que hacer el doble de ejercicio”, “me levanté a las 5am a hacer ejercicio”. Me parece perfecto por todas estas personas, que lo hagan y que se sientan bien con ellos mismos. Pero, ¿qué tanto lo hacen desde la culpa, la obligación, la inseguridad?  El no poderse sentir bien con ellos mismos, además de la necesidad de ser aceptados. ¿Qué tanto se lo tienen que decir al otro para ser validados, aplaudidos? Me doy cuenta que tanto niños, como adultos se pueden preguntar o juzgar el por qué una persona esta gorda o pasada de peso, pero por qué no se preguntan si una persona es baja de estatura, o por qué tiene los ojos negros en lugar de azules, o por qué alguien tienen pecas o más arrugas. 

Todo esto me llevó a pensar que los retos en las redes sociales existen gracias a nosotros, a las inseguridades que transmitimos, a las críticas que hacemos hacía otros, por las culpas que nos tragamos, las insatisfacciones por no ser perfectos o perfectas. Nosotros somos los primeros en inculcarles a nuestros hijos en que si comes de más hay que matarse en el ejercicio, o matarse de hambre haciendo ayunos prolongados, o sintiendo culpa al comernos un helado o un brownie. Mientras nosotros no cambiemos esta idea de nuestra cabeza las generaciones seguirán creciendo inconformes, inseguras, con culpas, rodeadas del bullying. 

Las arrugas existen al igual que la celulitis, no hay magia que las quite, no es una enfermedad, no es un mal, existe y punto. Como muchas otras cosas, las pecas, las varices, las canas, las manchas, los lunares. 

¿Cuándo vamos a aceptarnos tal y como somos?, ¿querernos tal y como somos? Poder disfrutar de un buen vino, un plato de pasta, de una gran rebanada de pastel de chocolate sin sentir culpa, sin pensar en que mañana tendré que ayunar o hacer horas extras de ejercicio ¿qué les quiero enseñar a mis hijos?

¿Las personas flacas o delgadas valen más? ¿Estar gordo es lo mismo a estar insano? ¡¡Esas creencias con las que hemos crecido y en las que hemos creído son realmente falsas!!
Es mucho más importante fijarse en la esencia de las personas, en su alma, en si una persona es honesta, noble, de buenos sentimientos. ¿O si una persona es atractiva por fuera y delgada pero deshonesta se le debe de admirar por su físico?      

Creo que es momento de cambiarnos el chip, para que también nuestros hijos cambien el suyo. Hay que ser responsables con lo que decimos y con lo que les enseñamos. 

En el mundo existen personas grandes, pequeñas, altas, delgadas, fuertes, etc.. al igual que en el mundo animal existen de todo tipo; animales grandes, pequeños, agiles, lentos, algunos vuelan, otros se arrastran, hay de mar, de tierra. En fin, cada uno somos criaturas diferentes, con aptitudes diferentes y con virtudes diferentes. Hay que   aceptarnos, valorarnos y sacarnos provecho tal y como somos.  

Queremos niños y adolescentes con mentes libres, libres de prejuicios, libres de críticas, libres de estándares inalcanzables, que puedan quererse, reírse, disfrutar de la vida tal y como son. 

Para poder lograr esto tenemos que empezar por nosotros, como padres, como personas responsables, por que acuérdense que el ejemplo lo es todo; El ejemplo arrastra.   

Daniela Aymes